Cuándo es necesario cambiar los filtros para ahorrar en el mantenimiento futuro del automóvil.
Las carreteras polvorientas, la arena, la sal y las hojas caídas afectan diariamente a su automóvil. Pero hay formas sencillas de proteger el vehículo y al mismo tiempo reducir los costos de mantenimiento.
El filtro de aire es la primera protección contra la arena y el polvo, especialmente en un verano seco. Según los mecánicos, en coches con bajo kilometraje es suficiente cambiarlo cada 2–3 años.
Sin embargo, si conduces frecuentemente por caminos de tierra o durante una temporada en la que hay mucho polvo en el aire, es mejor revisarlo cada año.
El filtro de cabina no es menos importante. Retiene no solo el polvo, sino también el polen, las esporas de hongos y las partículas de goma de los neumáticos. Cabe destacar que con los años, el filtro se convierte en un caldo de cultivo para bacterias, especialmente si se humedece. Las hojas caídas pueden causar la aparición de moho.
No olvides el filtro de aceite junto con el aceite del motor. La arena triturada de la carretera y las micropartículas del desgaste del motor se acumulan en el aceite. Lo óptimo es cambiarlo cada 7,5–10 mil kilómetros. Cambia el aceite del motor junto con el filtro de aceite.
Se debe prestar especial atención al radiador de enfriamiento del motor en verano. Las hojas e insectos que bloquean la rejilla del radiador pueden afectar el enfriamiento del motor.
Un simple lavado puede prevenir el sobrecalentamiento y ahorrar en reparaciones.
Todas estas acciones sencillas ayudarán a mantener la salud del automóvil y su presupuesto. Lo principal es recordar que incluso un filtro aparentemente limpio puede estar obstruido con micropartículas.