Las acciones de fabricantes de automóviles alemanes cayeron debido a los aranceles del 30 % de EE. UU. sobre las importaciones de la UE.
Los círculos empresariales europeos intensifican la presión sobre sus políticos con un llamado a acelerar las negociaciones con Washington. La razón fue el anuncio del presidente de EE. UU., Donald Trump, sobre su intención de imponer aranceles del 30 % a las importaciones de bienes de la UE a partir de agosto.
El sábado, Trump confirmó que planea aumentar los aranceles a las importaciones de la Unión Europea y México a partir del 1 de agosto, lo que muchos interpretaron como un intento de inclinar a Bruselas a firmar un acuerdo comercial favorable para los EE. UU. La reacción del mercado no se hizo esperar: ya el lunes se observó una notable caída en las cotizaciones de los fabricantes de automóviles europeos.
Las acciones de los principales gigantes automotrices europeos, incluidos Volkswagen, Stellantis, BMW, Renault, Mercedes-Benz y Porsche, cayeron entre un 1% y un 2%. La ansiedad también se incrementó por el hecho de que en la carta de Trump a Ursula von der Leyen se indicaba que los nuevos aranceles no reemplazarán el arancel del 27,5% sobre los automóviles ya existente, impuesto en abril.
En Mercedes-Benz destacan que una asociación sostenible entre las dos regiones es vital para el crecimiento futuro de ambas economías. Allí urgieron a las partes a encontrar una solución común lo antes posible.
El analista Pal Skerta de Metzler Equities señala que la falta de una estrategia arancelaria clara a largo plazo dificulta la planificación comercial y aumenta los costos de las empresas. Tal incertidumbre hace que trabajar en cadenas de suministro globales sea mucho más arriesgado e impredecible.