Todos los intentos de construir una carretera completa aquí durante décadas se enfrentan a dificultades insuperables.
La Carretera Panamericana, reconocida oficialmente por el Libro Guinness de los Récords como la carretera más larga del planeta, atraviesa toda América, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego argentina. Sin embargo, esta majestuosa vía de transporte se interrumpe en el lugar más inesperado: en la densa selva tropical entre Panamá y Colombia, donde yace el Tapón del Darién (Darien Gap).
El Tapón del Darién es aproximadamente 160 km de selvas tropicales vírgenes, llanuras anegadas y colinas de difícil acceso. Todos los intentos de construir aquí una carretera completa durante décadas se enfrentan a dificultades insuperables: altos costos, un ecosistema único, protestas de pueblos indígenas y preocupaciones de salud pública. Uno de los argumentos en contra de la construcción de la carretera es el riesgo de propagación de enfermedades características de la región sur al norte del continente, así como la facilitación del transporte de drogas desde Colombia.
Para los viajeros en automóvil que desean recorrer todo el continente de norte a sur, el Darién es un verdadero rompecabezas. La Carretera Panamericana termina en la aldea panameña de Yaviza, desde donde los vehículos deben cargarse en barcazas o barcos para llegar por mar a la ciudad colombiana de Turbo. También ha habido intentos más audaces: así, la familia Schrader en 1995 rodeó el Darién en un vehículo anfibio por el Mar Caribe, sorteando arrecifes y arriesgándose constantemente a ser atrapados en una tormenta.
Pero el sueño de atravesar la pared verde atraía incluso antes.
Hasta 1960, se organizó el primer intento serio de cruzar el Darién por tierra. El objetivo de la Trans-Darien Expedition no era solo la aventura: los participantes debían llegar a Bogotá para el Congreso Panamericano de Construcción de Carreteras.
La expedición incluía dos vehículos todoterreno: Land Rover Series II apodado La Cucaracha Cariñosa y Jeep CJ-5. El primer equipo, que representaba a Canadá, partió de Toronto en el otoño de 1959 y llegó a Panamá a principios de enero de 1960. Allí se les unió el equipo del Jeep, representando al Subcomité del Darién. Ocho participantes adicionales se encargaron de despejar la ruta, organizar los cruces y transportar el equipo.
La ruta atravesaba senderos apenas visibles que cruzaban densas selvas, montañas y decenas de ríos. Se podían recorrer solo 4-5 kilómetros por día. En total, el equipo cruzó 180 ríos y construyó 125 puentes de troncos de palma. Tuvieron que lidiar con vuelcos de vehículos, roturas de cabrestantes, peligros de la naturaleza y enfermedades. Pero después de 134 días, llegaron a Colombia. Este fue el primer caso en la historia de que vehículos cruzaran el Darién por tierra.
Siguiendo a esta expedición, en 1961 tuvo lugar una empresa mucho más audaz (y, según muchos, loca). Los estadounidenses, con el apoyo de Chevrolet, decidieron seguir la misma ruta... en sedanes de tracción trasera Chevrolet Corvair, un modelo urbano con motor trasero y refrigeración por aire. A pesar de la falta de tracción en las cuatro ruedas y la total falta de intención todoterreno, dos de los tres automóviles lograron llegar a la frontera de Panamá y Colombia después de 109 días de travesía. Uno de los Corvair dañados quedó en la selva y más tarde fue descubierto por una expedición británica en 1972.
En las siguientes décadas, hubo nuevos valientes dispuestos a desafiar el vacío verde:
A pesar de décadas de discusión, la construcción de una carretera a través del Darién sigue detenida. Las razones son las mismas: un paisaje complicado, un ecosistema protegido (parte de la región es una reserva de biosfera de la UNESCO), preocupaciones sobre migración y contrabando, y protestas por parte de las comunidades locales. La ONU y organizaciones ambientales han expresado en repetidas ocasiones su oposición a la extensión de la Carretera Panamericana a través de esta región.
Hoy en día, el Tapón del Darién sigue siendo un símbolo de donde terminan las carreteras y comienza la verdadera aventura. Todavía atrae a exploradores, viajeros y entusiastas de la conducción todoterreno de todo el mundo, dispuestos a arriesgarlo todo por la oportunidad de recorrer una de las rutas más insuperables del mundo.