La camioneta inicialmente debía costar menos de 20,000 dólares, pero tras la reducción de subsidios para vehículos eléctricos, el precio subió bruscamente.
Cuando la empresa Slate Auto presentó al público su camioneta eléctrica, se posicionó como un medio de transporte lo más sencillo y utilitario posible para tareas diarias. Mínimo de extras: sin laca, sin excesos multimedia, con ventanas mecánicas y un motor eléctrico alimentado por una batería de 52.7 kilovatios-hora. La autonomía es de unos 250 kilómetros, lo que corresponde al nivel inicial de los vehículos eléctricos destinados a la ciudad y suburbios.
El argumento clave a favor de la novedad era el precio — en los primeros anuncios se hablaba de una cifra «inferior a veinte mil dólares», lo que despertó una ola de interés entre los compradores que buscan la camioneta eléctrica más asequible posible. Pero hoy, al visitar el sitio web de la empresa, se puede ver otra formulación: «de poco más de veinte mil». Sigue sonando económico, pero es importante entender que esta es la versión básica — sin revestimiento de vinilo, sin soluciones de carrocería ampliadas, sin llantas de aleación y sin batería de mayor capacidad. Con todas estas opciones, el costo final puede superar fácilmente el precio inicial.
También es importante destacar que el cambio en la política de precios se produjo después de la firma de una ley federal llamada One Big Beautiful Bill Act. Este documento, aprobado por el presidente Trump, elimina el incentivo fiscal federal para la compra de vehículos ecológicos a partir del 30 de septiembre. Anteriormente, los compradores podían contar con un descuento de hasta 7,500 dólares al comprar un vehículo eléctrico, pero ahora este apoyo se elimina — y esto afectará inevitablemente los precios minoristas en todo el mercado.
Y ahora Slate enfrenta una pregunta bastante complicada: ¿cómo competir si la diferencia de precio con el Ford Maverick de gasolina puede reducirse a unos pocos miles de dólares? Especialmente considerando que el Maverick ofrece una mayor autonomía, infraestructura familiar y la posibilidad de elegir una transmisión híbrida.